OpiniónRoberto Arzú

Una semana de efemérides importantes y de un gobierno insípido hacia los Pueblos Indígenas y la Juventud

El reciente exabrupto del Presidente contra las comunidades indígenas de San Juan Comalapa, Chimaltenango, nos ilustra la tónica de distancia, poca empatía y hasta de discriminación del gobierno hacia los Pueblos Indígenas. Sin embargo, en lo que a mí respecta, el día 9 de agosto en mis redes sociales saludé a los Pueblos Indígenas para recordar nuestra diversidad cultural ya que la ONU declaró esa fecha como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.  

Lamentablemente, la Ministra de Cultura, muy cuestionada ya por su pésima gestión, desairó a los Pueblos Indígenas al no conceder la Orden Ixim que se entrega cada año; condecoración inspirada en el Maíz, establecida en Acuerdo Gubernativo desde 2012 y se entrega a propuesta de las organizaciones indígenas aprovechando el marco de esa declaratoria por la ONU. En esa misma semana se conmemoró justamente el Día del Maíz, fecha que tiene un profundo significado para todos los guatemaltecos porque el maíz es parte de nuestra cultura gastronómica ancestral.

Te invitamos a leer: Invasiones, anarquía

Así también, la semana pasada se conmemoró el Día de la Juventud en un país predominantemente joven en su población, lo que hace de Guatemala contar con el bono demográfico de más largo alcance de América Latina. Los retos de emprendimiento, educación y salud para contar con una sociedad productiva son enormes y esta pandemia nos lo está confirmando. Los jóvenes reclaman, con todo derecho, sus propios espacios, más oportunidades laborales y económicas así como lugares de distracción y recreación en un clima libre de violencia.

Los políticos no podemos hacer oídos sordos ante las legítimas demandas de los Pueblos Indígenas y de las juventudes. Estos dos segmentos de la población constituyen en su gran mayoría el propósito de las políticas públicas y, debido al abandono del Estado en el tratamiento del desarrollo social, la ayuda del gobierno en esta pandemia les está quedando nuevamente en deuda. Para que exista esa paz y firme y duradera que anhelamos los guatemaltecos, debe existir un diálogo serio, propositivo y resolutivo en donde el Jefe de Estado sea el primero en poner el ejemplo.

Roberto Arzú García-Granados

#SiSePuede        #HagamosGrandeGuate

Comparte esta columna en tus redes sociales.

Te invitamos a leer: El Ejército a las calles ¡Ya! Los mareros: o se rinden o se mueren

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.