OpiniónRoberto Arzú

El Ejército a las calles ¡Ya! Los mareros: o se rinden o se mueren

Como era de esperarse, la violencia ha empezado a repuntar sin que sea tan evidente a los ojos de muchos debido a que la mirada social está puesta en las causas sanitarias de la pandemia . Sin embargo, miles de personas que me escriben, me cuentan historias propias y referidas de asaltos y extorsiones a sus negocios así como otros crímenes. El gobierno decidió mal abrir el país, disfrazando el desorden de sus decisiones con un semáforo y un tablero de alertas al que la gran mayoría de los alcaldes no se sumaron puesto que, además de lo irreal e infundado de las medidas, los alcaldes sí conocen sus territorios y, si algo ha sido una falla transversal en este gobierno, es la comunicación gubernamental.

Las estadísticas que nos presenta el gobierno en cuanto a la reducción de la tasa de homicidios, encuentran su lógica explicación en el encierro que los guatemaltecos tuvimos que hacer para contener la propagación de la pandemia. Es decir, que en eso hemos influido los ciudadanos, no el gobierno. Lo que no debe hacer el Estado es relajarse frente a los delincuentes, quienes están esperando las oportunidades para volver a delinquir a la manera que están acostumbrados y ahora con más fuerza porque una de sus fuentes de financiación vienen siendo la extorsión y el robo callejero.

Así como propuse que el Ejército llevara la ayuda social a los más necesitados en esta emergencia de la COVID, hoy reitero la urgente necesidad de sacar el Ejército a las calles ya. Si bien la Policía Nacional Civil nos ha demostrado su versatilidad en esta pandemia con buenas acciones policiales, también nos ha demostrado su aún débil institucionalidad en cuanto a equipamiento, logística y falta de mandos adecuados. Por esta y otras razones, los más de 16 mil soldados deben acompañar este proceso de reapertura del país a fin de garantizar la seguridad pública de los guatemaltecos trabajadores que, una vez más, con espíritu resiliente, estamos listos para hacer grande a Guatemala.

No se acostumbre Presidente a los Estados de Excepción. No haga de algo excepcional una regla. Decretarlos es una manera muy cómoda de gobernar en el corto plazo pero, en materia de seguridad, lo único que hace es que los vándalos delincuentes se escondan hábilmente para recargar baterías y moverse a otros municipios. Por eso, el Ejército debe estar permanentemente coadyuvando en las tareas de seguridad pública porque además el pueblo confía en su Ejército y se alienta la denuncia ciudadana para que las autoridades de justicia puedan judicializar los casos ante los tribunales. Gobernar a golpe de Estados de Excepción sin una planeación estratégica, es contraproducente, denota improvisación y ciertos aires de autoritarismo.

La reactivación económica y reapertura del país, que son dos cosas distintas, deben tener como un común denominador la presencia del Ejército en las calles para contrarrestar la violencia que, a todas luces, está presente y en crecimiento en los barrios y comunidades. A los mareros, delincuentes en general y lacras sociales, les digo que conmigo: O se rinden o se mueren. Yo no voy a permitir que ustedes arrebaten la vida, la libertad, la propiedad y la paz de las familias guatemaltecas que en forma honesta luchan día con día por llevar el pan a la mesa en sus hogares a través de un empleo digno con el que además contribuyen, desde la economía informal o formal, al engrandecimiento de nuestra nación.      

Roberto Arzú García-Granados

#SiSePuede        #HagamosGrandeGuate

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